Plácido Carrasco
nos habló del tiempo, de aquellos corresponsales más mayores, personas que han
vivido hechos muy importantes en nuestra historia, de cómo los corresponsales al cabo de los años
van cambiando, aunque sin olvidar lo más importante, que es la palabra. En realidad
este es el problema de fondo, la palabra está olvidada. El periodismo de guerra
es difícil de transmitir, hablar con una persona que acaba de ver morir a su hijo,
para poder contar una historia es duro.
Comentaba también que hay mayor facilidad si el periodista
viaja con un fotógrafo ya que al publicar la noticia puedes leerla y ver la
imagen mientras lo haces, siempre y cuando el medio en el que lo leas sea el
papel, ya que si lo haces en internet, la imagen y la palabra no se compenetran
tanto, la imagen queda desplazada arriba y la noticia abajo.
La misión periodística es ir y quedarse allí pensando que
algo puede cambiar. Vivir momento como esos son a veces muy cercanos a la
muerte, invadiendo a veces momentos personales como la muerte de alguien
mientras la grabas o le haces una fotografía, es su muerte, es algo muy íntimo
y lo estás mostrando a todo el mundo, a veces eso hace del oficio de periodista
una tarea aún más complicada.
El futuro del
periodismo
Sin periodistas no hay periodismo;
sin
periodismo no hay democracia.
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